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De víctima a Embajadora de las mujeres Invisibles

C. ve la película "In-visibles" del WWO


Esther Nyacke Ntah

Community Manager WWO, Zona de África Francófona


La historia de la violación de C. (mantendremos el nombre en anonimato) es escalofriante para cualquiera que tenga fe en la ley, puesto que C. fue violada por un gendarme en una gendarmería; en otras palabras, en un lugar y por una persona que se suponía debía garantizar su seguridad.


Un día, C. fue citada por la gendarmería tras una disputa con su vecina. Acudió a la Brigada de la Gendarmería por la mañana, pero el investigador encargado de su caso no la recibió hasta bien entrada la noche. Como había oscurecido durante el interrogatorio, el investigador decidió suspenderlo y retener a C. Esperando el día siguiente, fue enviada a una celda. Pero esa noche, después de que el equipo de patrulla se hubiera marchado, el gendarme de guardia visitó a C. en su celda. Le ofreció un saco de dormir y le pidió que fuera a dormir a su despacho: "Debería haber rechazado esta amable oferta y haberme quedado en la celda", explica pensativa. Por desgracia, fue mucho más tarde cuando se dio cuenta de que había caído en las redes de un hombre vicioso. Primero le contó sus problemas conyugales, haciéndose pasar por una víctima. Luego, para su sorpresa, se recostó a su lado y empezó a toquetearla mecánicamente. Temiéndose lo peor, C. empezó a forcejear, intentando razonar con su verdugo. Por desgracia, cuanto más especulaba ella, más apremiante se volvía él. Él se mantuvo inflexible y finalmente satisfizo su deseo bestial.


Al día siguiente, C. informó de la violación al comandante de la gendarmería, con la firme promesa de presentar una denuncia. Pero el jefe de la brigada le rogó que guardara silencio, argumentando que le faltaba un año para jubilarse y que el escándalo mancharía su carrera e incluso a su equipo. Y para disuadirla aún más, le advirtió: "Es más, no olvides que tú misma quedarás manchada, mi colega dirá que fuiste tú quien le provocó y te convertirás en el hazmerreír social". Tras escuchar estas duras palabras, C. renunció a la idea de presentar cargos contra el gendarme violador y se limitó a aceptar la oferta del comandante de someterse a un reconocimiento médico. Cuando salía de la gendarmería, otro gendarme se le acercó para pedirle que llevara q ese canalla a los tribunales. Porque había que castigar ese delito y resanar la moral de su entorno. Pero C. respondió que prefería mantener intacta su reputación y proteger a su hijo. Su defensor, sin justificar su miedo, le recordó el plazo de prescripción de la denuncia: "Por si un día cambias de opinión, debes saber que el plazo máximo para presentar una denuncia por abusos sexuales es de 10 años en nuestro país”.


Hace ya varios años que C. fue deshonrada. Aún no se ha atrevido a denunciar a su verdugo. Pero tuvo la suerte de ser acogida en el Observatorio Mundial de la Mujeres (WWO) en abril de 2024. Fue una acogida que le permitió expresar por fin su dolor a un oído comprensivo. Aunque su testimonio lo hizo con el rostro cubierto, ahora se siente en paz. Tras las confidencias, C. vio la película "Invisibles", y decidió convertirse en su embajadora. Un estatus que le permite participar a su manera en la noble misión del WWO de hacer visibles a las mujeres maltratadas.

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